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La historia de la aspirina
El hombre siempre ha tratado de encontrar un remedio para sus dolores. En la antigüedad, el remedio lo encontraba en la propia naturaleza. La corteza de sauce ha sido desde tiempo inmemorial el
tratamiento contra la fiebre y el dolor. Es decir, un antipirético y analgésico. A partir de la Edad Media y hasta aproximadamente el siglo XVIII, la corteza de sauce quedó en el olvido. De nuevo
en 1763, cuando Edward Stone presentó un informe en la Real Sociedad de Medicina Inglesa referente a las propiedades terapéuticas de la corteza de sauce blanco (Salix alba), se abrió otra
oportunidad a este extracto vegetal tan utilizado tiempo atrás.
Edward destacó su efecto antipirético tras haberlo administrado con éxito en 50 pacientes que sufrían estados febriles.
En concreto, el extracto de la corteza de sauce contiene un principio activo con propiedades terapéuticas como calmar la fiebre y aliviar el dolor. Las posteriores investigaciones sobre la
corteza del sauce condujeron al principio activo de esta planta que los científicos llamaron salicina, que es un análogo del ácido salicílico y del ácido acetilsalicílico.