Las formas de nutrición en los seres vivos

Ya se mencionó que los seres vivos son sistemas abiertos. Todos ellos necesitan incorporar materia y energía del medio para vivir.
Las sustancias que los organismos toman de su ambiente se llaman nutrientes. Una vez incorporados, los nutrientes se transforman dentro de las células. Como resultado de esta transformación se obtienen sustancias útiles y también desechos que son devueltos al medio.

 

Según la clase de nutrientes que un organismo necesita incorporar, se distinguen dos formas de nutrición: autótrofa y heterótrofa.

Los autótrofos son los seres que, como las plantas, sólo toman del medio los nutrientes inorgánicos (agua, sales, dióxido de carbono). Estos nutrientes son transformados en sustancias orgánicas dentro de las células (más precisamente en los cloroplastos). El proceso de síntesis de sustancias orgánicas recibe el nombre de fotosíntesis (foto: luz; síntesis: elaboración) ya que para llevarlo a cabo se necesita el aporte de energía lumínica. Las sustancias orgánicas fabricadas por las plantas se utilizan para construir sus estructuras  y para proporcionar la energía química necesaria para el funcionamiento celular.   

Los heterótrofos, como los animales, hongos, protozoos y algunas bacterias, no pueden aprovechar la energía lumínica y no son capaces de transformar la materia inorgánica en orgánica. Por eso dependen de la materia orgánica sintetizada por los autótrofos.

 

Según su forma de conseguir la materia orgánica, a los heterótrofos los clasificamos en consumidores (también llamados holozoicos u holótrofos), por un lado, y descomponedores (también denominados saprobios o saprófitos), por otro. Los consumidores son los animales, que comen a otros seres. Los saprobios toman la materia orgánica de los restos de otros organismos, provocando su descomposición. Son los hongos y muchos tipos de bacterias.