Los peroxisomas son organoides rodeados por una membrana, en cuyo interior se encuentran diversos tipos de enzimas.
Los peroxisomas descomponen sustancias que se forman en la célula pero resultan tóxicas para la misma; a esta función se la llama detoxificación.
Un ejemplo de tóxico celular es el peróxido de hidrógeno (también llamado agua oxigenada), que es degradado por la enzima catalasa ubicada en los peroxisomas.
Gracias a la catalasa, el peróxido de hidrógeno, peligroso para la célula, es descompuesto en dos sustancias no tóxicas: agua y oxígeno.
Los glioxisomas están emparentados con los peroxisomas, pero se encuentran en las células vegetales. Participan en el metabolismo de los hidratos de carbono.