Se denomina noxa a todo factor capaz de causar un perjuicio a un organismo. Según su origen, las noxas pueden clasificarse en:
1. noxas biológicas,
2. noxas químicas,
3. noxas físicas y
4. noxas psicosocioculturales.
Las enfermedades infecciosas pueden ser causadas por microorganismos, como bacterias, protistas y hongos, así como también por partículas infecciosas como virus y priones. Las consecuencias de una infección dependen de varios factores, entre ellos, la invasividad y la toxigenicidad del patógeno. También hay agentes patógenos entre los animales y los vegetales.
Las noxas químicas son los tóxicos y venenos, en su mayoría de origen exógeno, que ingresan al organismo en forma accidental. Por ejemplo:
Entre éstas se pueden citar, en primer lugar, aquéllas que se relacionan con el clima. Por ejemplo, las diferencias de presión traen aparejadas dolencias circulatorias; los
cambios bruscos de temperatura favorecen las crisis asmáticas, etc.
Ciertas radiaciones, como rayos X o ultravioletas también constituyen noxas. Por ejemplo, una exposición prolongada a la radiación ultravioleta aumenta el riesgo de
contraer cáncer de piel; los rayos X, administrados a una mujer embarazada pueden originar malformaciones congénitas en su hijo.
Los traumatismos (heridas, contusiones, desgarros) son causados por agentes físicos mecánicos, como podría ser un golpe o choque contra un objeto contundente.
No se deben dejar de lado las noxas que pertenecen al ambiente psíquico, social y cultural, ya que revisten un alto grado de importancia. Por ejemplo las guerras, problemas económicos, falta de trabajo, discriminación racial y religiosa, etc. Éstas no sólo afectan a la esfera psíquica del individuo, sino también a la esfera somática, ya que vivir bajo una extrema presión por un largo período puede ser causa de lesiones orgánicas.